Qué bonito es estar de vacaciones. Te olvidas de la rutina,
el trabajo, las obligaciones y las preocupaciones. Aunque sólo sea por unos
días.
Aprovechando que tenemos una amiga en Cagliari (Cerdeña,
Italia) de Erasmus, Víctor y yo nos hemos ido este fin de semana de vacaciones-express.
Pero ha sido suficiente para relajarnos, comer, y volver a Madrid incluso más
morenitos.
Nada más llegar a la isla Patri fue a buscarnos al
aeropuerto, y de ahí, fuimos derechos a la playa. ¡Y vaya playa! Fuimos a la más grande de Cagliari, de
arenita blanca y agua cristalina. Y encima el agua, que se parecía más a una
piscina que al agua del mar, estaba más caliente de lo que está en Santander en
pleno agosto. Para nosotros, que hace siglos que no veíamos el mar, fue
increíble.
Por la noche, tocaba ir a probar pizza italiana y corroborar
si de verdad están tan buenas como dicen. La pizza nos encantó, y además no era
el típico restaurante turístico en el que te clavan por una porción de pizza.
Es que está claro que no hay nada como conocer una ciudad de la mano de alguien
que ya vive allí. Siempre conoces rincones que de otra manera nunca habrías
podido visitar.
Después de la pizza, tomamos un gelato y luego un
limoncello. ¿Podemos ser más típicos? Pero es que estábamos tan emocionados de
estar en Italia que queríamos probarlo todo.
Para acabar la noche fuimos al Bastione. Un lugar precioso
en lo alto de la ciudad desde el que podías ver gran parte de la capital y el
mar al tiempo que tomabas una cervecita y corría la brisa. ¿Algo mejor que
beberse una birra mientras disfrutas de vistas espectaculares? Por si fuera
poco, conocimos a bastantes españoles que estaban de Erasmus.
El viaje ha sido corto pero ha dado mucho de sí, así que os
seguiré contando que tal fue todo en los próximos días.
Ciao bell@s!
No hay comentarios:
Publicar un comentario